miércoles, 26 de julio de 2023

Ruta por el Valle de Urkabustaiz: una encrucijada de la Red Natura 2000.

 

Esta ruta discurre por el valle de Urkabustaiz, un pequeño municipio del noroeste alavés compuesto por once núcleos de población cuya cabecera es Izarra. Son pueblos pequeños, humildes, dedicados fundamentalmente a la ganadería. No cuentan con un gran monasterio medieval, una torre fortificada o una iglesia con una imponente portada gótica, en su lugar poseen un rico y espectacular patrimonio natural que les ha hecho merecedores de formar parte de la Red Natura 2000, la red de espacios naturales protegidos de la Unión Europea. Y lo hace por partida triple ya que dentro sus límites coinciden tres zonas de especial conservación: ZEC Gorbea, ZEC Arkamo-Gibijo-Arrastaria y ZEC Robledales Isla de Urkabustaiz, y eso sin contar el alto valor natural que posee la campiña, un paisaje que domina en este valle.

Valle de Urkabustaiz

Valle de Urkabustaiz

Comenzamos esta ruta en el aparcamiento que conduce al Salto del Nervión desde el pueblo de Unzá para dirigirnos a la cascada de Gujuli. La hora que dista entre un lugar y otro discurre íntegramente por un paisaje de campiña caracterizado por amplios prados donde pasta el ganado en régimen extensivo. A pesar de encontrarnos a finales de julio aún podemos ver la avifauna que caracteriza estos espacios abiertos como tarabillas, trigueros, pardillos o alcaudones dorsirrojos, muchos de ellos son pollos volantones, incluso se escucha el canto de una codorniz.

Tarabilla común

Llegamos al pueblo de Goiuri/Gujuli donde se ha habilitado un balcón para poder contemplar esta espectacular cascada de más de 100 metros de altura, ahora sin agua. Este balcón también nos permite contemplar gran parte de la vertiente alavesa del Parque Natural de Gorbea y, en su proximidad, el hayedo de Altube. Nos detenemos un buen rato observando los aviones comunes y roqueros que recorren incansablemente el roquedo, ni rastro del halcón peregrino.

Agujeros en el árbol practicados por el picamaderos negro. Cascada de Gujuli.

Molino Gujuli

Cascada de Goiuri/Gujuli

Volvemos un trecho sobre nuestros pasos y nos encaminamos por la carretera hasta Oiardo, es la manera de atravesar uno de los robledales pertenecientes a la ZEC Robledales Isla de Urkabustaiz. En ellos se refugia una amplia diversidad de fauna, desde pequeños artrópodos hasta murciélagos forestales; nosotros sólo somos capaces de detectar a nuestro paso arrendajos, mirlos y alguna paloma torcaz.

Robledal camino de Oiardo

Al llegar a Oiardo nos acercamos un momento a la ermita de Goikoama donde nos sorprende el vuelo de un alimoche. En el entorno hay varias charcas y su visita es obligada para detectar anfibios como la rana común o el sapo partero, libélulas o mariposas tan especiales como Heteropterus morpheus.

Rana verde.

Larvas de sapo partero

Heteropterus morpheus


Lycaena phlaeas

Gorriones en Oiardo

Alimoche sobre la ermita de Goikoama


Cerveza artesanal Baias. Oiardo.

La importancia de la hidratación en un día de calor

Ermita de Goikoama


Nuevamente tomamos la carretera para continuar primeramente hasta el pueblo de Uzkiano y después alcanzar la charca de Bigandi, pasando por la venta de Malabrigo. Este entorno es especialmente rico en especies pues el paisaje de campiña se alterna con robledales, un pinar de pino pinaster y varios puntos de agua como las charcas de Zanpazu o Bigandi. Un rato de observación nos lleva a localizar verdecillos, verderones, jilgueros, pinzones, currucas zarceras, zorzales charlos, mirlos, petirrojos, papamoscas cerrojillos, tarabillas, cornejas, alcaudones dorsirrojos, carboneros comunes, mosquiteros ibéricos, pardillos, estorninos negros, vencejos…

Golondrinas en una casa de Gujuli

Prado con plantas de estramonio a la salida de Gujuli

Charca de Bigandi. Importante lugar para la reproducción de la rana ágil, seca en esta fecha.

Desde aquí regresamos poco a poco al punto de partida: hace días que se segó y los fardos de hierba permanecen en los prados de modo que muchas aves los utilizan como atalayas: busardos, colirrojos comunes o alcaudones dorsirrojos. Un lebrato despistado recorre varios metros por la pista hasta que se escurre en el matorral.

Unzá

Lagarto verdinegro en las proximidades de Bigandi

Alcaudón dorsirrojo

Cardo azul

Ya estamos de vuelta en el punto de partida, pero continuamos hacia el sur para ascender el pico Bagate (724 m), adentrarnos en la ZEC Arkamo-Gibijo-Arrastaria y si hay suerte fotografiar las currucas tomilleras que localizó Juanma Pérez de Ana esta primavera. En un cuarto de hora nos encontramos ya en la cumbre y en otro cuarto de hora alcanzamos el lugar donde ha sido observada esta curruca. Ni rastro. No importa, las lluvias de este mes de junio han dejado los prados verdes, las cunetas y campos aún con cantidad de flores y es un placer observar tal número de aves y de tantas especies: mosquiteros musicales, escribanos montesinos, bisbitas alpinos, chovas piquirrojas, etc. Parece un verano de los de antaño y no en lo que se está convirtiendo con el cambio climático.

Ascensión al pico Bagate

Cañón de Delika desde el pico Bagate

Escribano montesino bebiendo cerca del pico Bagate

Culebra lisa cerca del pico Bagate



Curruca tomillera observada en otra ocasión cerca del pico Bagate


Gustavo