Murciélago de herradura con su cría en un refugio diurno en el municipio de Llodio
Ez da zaila ferra-saguzar txikia (Rhinolophus hipposideros) gure eskualdean ikustea. Neguan,
leizeetan eta lur azpiko babeslekuetan sartzen da, hibernatzeko behar duen
tenperatura konstantearen bila. Udaberritik aurrera, ordea, giza-eraikuntzak
ere erabili ohi ditu egunez aterpe gisa: etxeetako ganbarak, elizetako gangak,
hutsik utzitako tunelak…
Murciélago de herradura con su cría en el municipio de LLodio.
No es difícil
detectar al murciélago pequeño de herradura (Rhinolophus hipposideros) en la comarca. Para pasar el invierno elige
cuevas y otros refugios subterráneos donde se mantiene una temperatura
constante que no altere su estado de hibernación, sin embargo a partir de la
primavera utiliza también como refugio diurno construcciones humanas: desvanes
de viviendas, bóvedas de iglesias o túneles abandonados.
Argazki honetan, egun gutxiko ume bat ikusten da amari
helduta. Laugarren aste inguruan utziko dio bularra hartzeari, eta abuztu
alderako bere kasa bizitzeko gai izango da.
En estas fotografías se observa a una cría de pocos días de edad aferrándose a su madre.
El destete no se producirá hasta aproximadamente la cuarta semana de vida y
para agosto será ya independiente.
Murciélago de herradura en un refugio diurno. Ayala.
Los murciélagos pequeños de herradura se envuelven totalmente con sus alas.
A las 21:30 del día 22 de mayo
nos avisaron que cuatro cachorros de tejón merodeaban por la carretera A-624 a
la altura del barrio La Cadena de Izoria, con el peligro que ello suponía para
el tráfico. La razón resultaba evidente: la madre había sido atropellada y los
cachorros, aún dependientes, no se separaban de ella. Aunque cuando llegábamos
no los pudimos ver, tras el reconocimiento de las mamas del cadáver, se
constataba, efectivamente, que debía haber un total de cuatro jóvenes. Una vez
tomados los datos de dimensiones, sexo y edad del cadáver aún caliente, fue
retirado a una campa próxima para evitar más atropellos y accidentes de tráfico.
Ya era prácticamente de noche y poco se podía hacer.
A la mañana siguiente fue duro
comprobar como uno de los cachorros seguía sin alejarse de la madre e, incluso,
intentaba mamar. Vista la vulnerabilidad del cachorro, que ya ni siquiera huía
ante las personas aunque al principio sí mostró todo su instinto de defensa propio
de los carnívoros acorralados, se llamó al centro de recuperación de fauna de
Martioda para lograr su captura y posterior recuperación, hecho que se consiguió
afortunadamente. También, se prospectó la zona en busca del resto de cachorros pero
no se dio con ellos. Según los veterinarios del centro, se puede pensar en ser
optimista dado el estado de salud y desarrollo del hermano capturado.
En el Atlas de distribución de pequeños carnívoros de la Comarca Cantábrica
Alavesa (2009) señalamos precisamente este lugar como uno de los puntos
negros de las carreteras ayalesas en lo referente a atropellos de fauna y
apuntamos la necesidad de poner en marcha medidas correctoras para minimizar
este tipo de impactos. Para consultar aquél trabajo podéis pinchar aquí.
Gineta.
Los datos sobre atropellos
referidos en este estudio habían sido recogidos desde el año 2000 y se citaban
las siguientes especies de carnívoros: zorro, tejón (la más habitual, por
encima del anterior), marta, garduña, visón europeo, turón, gato montés, gineta
y comadreja. Verdaderos tesoros de fauna salvaje, algunas de ellas catalogadas
en peligro, que no nos podemos permitir el lujo de perder a manos del frio
automóvil. (En la actualidad se siguen recogiendo datos de manera voluntaria,
gracias, en buena medida, a terceras personas, como la del tejón, que nos
avisan fielmente).
Corzo atropellado en Orduña
Pero los atropellos de carnívoros
son sólo una parte de la fauna atropellada, la más llamativa por ser de mayor
tamaño. La lista se alargaría con aves como el chotacabras que en muchas
ocasiones permanecen quietos en el asfalto, sapos, lagartijas, culebras,
ardillas, jabalíes, corzos o ciervos, especies, estas últimas, que además están
provocando en los últimos años una importante cantidad de accidentes de tráfico,
incluso con fallecimientos.
Lagarto verde.
Sapos comunes
Además, creemos, firmemente, que
muchos de los atropellos que sufre la fauna podrían ser evitados. Por supuesto,
no poniendo en peligro nuestra integridad física o la de terceros, es decir, no
dando un volantazo, ni un frenazo. Simplemente levantando el pie del acelerador
(en el caso de las aves que se nos cruzan, sobre todo, ahora que la vegetación
invade más el carril, es suficiente con dicha acción) o más fácil aún: no ir
pisando adrede los sapos que esa noche atraviesan la carretera, ni atropellar
voluntariamente a esa liebre que se ha quedado quieta con los focos del coche, a
ese erizo (que se ven aplastados sobre la mediana, en pleno centro de la
carretera), o a esa culebra…