miércoles, 24 de mayo de 2017

Citas de salamanquesa común Tarentola mauritanica L. 1758 en Amurrio



El pasado 16 de mayo los alumnos Jon Catalán y Xabier Carretero, de 3º de Secundaria del colegio Virgen Niña de Amurrio, capturaron en el patio de dicho centro escolar un ejemplar de salamanquesa común (se trataba de macho adulto, de unos 3-4 años de edad, en buenas condiciones físicas y con un patrón cromático típico y, como se puede ver en una de las fotos, en la extremidad anterior derecha está parasitado por ácaros, algo habitual en muchos reptiles). Enseguida ambos jóvenes se percataron que dicho reptil no se correspondía a una especie común.




Dos años antes, el 26 de junio de 2015 descubrimos otro ejemplar en el interior de una de las aulas de Infantil, escondido detrás de una póster.


 La mayor parte de las citas de Tarentola mauritanica L. 1758 en la península Ibérica se concentran en el centro, sur y este, y de forma más dispersa en el cuadrante noroccidental.




En la provincia de Álava no existen de manera natural miembros de la familia Gekkonidae, ni referencia bibliográfica alguna que cite al género Tarentola en el conjunto de la CAVP ni en áreas limítrofes hasta tiempos muy recientes (ZALDÍVAR, 2000). Empezó a colonizar la citada provincia desde el sur (las primeras citas seguras se localizan en el Valle del Ebro, concretamente en las estaciones ferroviarias de Logroño y Haro, en el año 1998), registrándose las primeras observaciones a partir de 2006. Todos ellas corresponden a observaciones de capturas de ejemplares aislados y tienen como denominador común el carácter antropófilo del medio (muros en las proximidades de estaciones de tren, edificios urbanos o ejemplares atropellados en carreteras) en las inmediaciones de Vitoria-Gasteiz, Martioda y Amurrio.
Imagen 26 de junio 2015
En el caso concreto de Amurrio la primera cita data del 13 de julio de 2007 (se trataba de un juvenil que presentaba malformaciones) y la segunda del 22 de mayo de 2009 correspondiente a un adulto, ambas registradas en el entorno de la estación del ferrocarril de Amurrio y cercanas, por tanto, al colegio.

Imagen 26 de junio de 2015
Imagen 26 de junio de 2015
En resumen, se puede concluir que esta especie nueva (de hecho no tiene nombre en euskara) está vinculada a vías de comunicación y núcleos urbanos. Se sabe que ya se reproduce en la Llanada alavesa y que está demostrando un importante potencial colonizador vinculado al cambio climático. Por ello sería interesante realizar un seguimiento en los próximos años para comprobar el asentamiento de poblaciones en áreas cada vez más septentrionales, de inviernos fríos y climas lluviosos atlánticos.

Seguiremos atentos en el cole.

Enrique

Agradecimientos: Conrado Tejado

Más información: Munibe (Ciencias Naturales-Natur Zientziak) • Nº 59 (2011) • pp. 87-93 • DONOSTIA / SAN SEBASTIÁN • ISSN 0214-7688


domingo, 14 de mayo de 2017

Murciélagos de herradura: inquilinos sigilosos


Colonia de cría de murciélagos de herradura en un pajar de Ayala. Las crías son de color más oscuro. Foto Ritxar Agirre.
Vamos a identificar rápidamente a los murciélagos grande de herradura (Rhinolophus ferrumequinum) y pequeño de herradura (Rhinolophus hipposideros) porque cuelgan boca abajo de techos y paredes durante los periodos de reposo y porque poseen unos pliegues nasales característicos en forma de herradura que les sirven para la ecolocación.
Murciélago grande de herradura. Cueva en Arrastaria.
Existe una tercera especie de rinolofo en nuestra comarca: el murciélago mediterráneo de herradura (Rhinolophus euryale) pero es más escasa, de hecho está catalogada en el País Vasco como En peligro de extinción, y de hábitos más troglófilos por lo que también es más  difícil de detectar.
Murciélago grande de herradura. Colonia de cría en Baranbio.
Gracias a la información proporcionada por el Grupo Espeleológico Takomano hemos visitado este invierno una serie de cavidades en Ayala confirmando que los murciélagos de herradura prefieren cuevas como lugares de hibernación donde la temperatura y la humedad se encuentran a unos niveles constantes y moderados: mientras que el de herradura grande se reúne en grupos que pueden estar compuestos por decenas de individuos, el pequeño de herradura acostumbra a hacerlo individualmente, a veces muy cerca del suelo.
Murciélagos grande de herradura hibernando en las faldas de Sierra Salvada.
Murciélago pequeño de herradura hibernando. Cueva en Sierra Salvada
Tras el periodo de hibernación es cuando es más fácil detectar a estos murciélagos porque utilizan todo tipo de construcciones humanas como refugios nocturnos, de cría o simplemente de paso. Los vamos a encontrar en iglesias, bocaminas, establos o en los mismos desvanes de nuestras casas siempre que les proporcionen la suficiente seguridad.

Murciélagos mediterráneos de herradura en un caserío abandonado de la sopeña
Precisamente su carácter antropófilo es motivo de su declive: se ciegan bóvedas de iglesias, se restauran las casas, se emplean tratamientos químicos para conservar la madera de las viviendas o se les molesta en las cuevas.
Típica acumulación de excrementos de murciélago. Amurrio.
Todos los murciélagos que viven en Europa se alimentan de insectos y pueden atrapar en una sola noche cientos de ellos, razón por la que ayuntamientos, espacios protegidos o bodegas vinícolas están instalando en las últimas décadas cajas-refugio para estos mamíferos como método de control biológico de plagas de insectos indeseadas.

Restos de coleópteros bajo un posadero de alimentación de un murciélago de herradura.
En este sentido este mismo año el ayuntamiento de Valencia ha colocado 78 cajas-refugios para evitar el uso de plaguicidas y combatir determinadas polillas que atacan los arrozales y los campos de chufa; la instalación de estas cajas en las Bodegas Enguera (Valencia) es para el control de la polilla del racimo, en Torrevieja ha sido por la procesionaria del pino y los mosquitos y así un largo etcétera.


Peru / Gustavo


viernes, 5 de mayo de 2017

Lagarto verde occidental (Lacerta bilineata): mimetismo cantábrico

El color verde de este reptil se confunde entre la variada gama de los verdes del paisaje de la campiña ayalesa en primavera: prados, setos de endrinos, zarzas y boneteros, saucedas y choperas que acompañan el curso de los ríos o bosquetes de robles, quejigos y pinares silvestres, todo es ahora de un intenso color verde.


Es tal la cautela y el mimetismo del lagarto verde que no es nada fácil descubrirlo, lo más habitual es tener una visión fugaz del mismo después de notar que algo se mueve por la maleza.


Son muchos los lugares y hábitats que utilizan estos lagartos: se asolean sobre unos brezales, en el tronco de un pino silvestre, entre las rocas que tapizan un quejigal, en las ramas de una encina o sobre los muretes de piedra que delimitan una finca.

Sorprendí a los dos ejemplares que aparecen en las fotografías aprovechando los últimos rayos de sol de un día de abril, mes en el que se producen las primeras cópulas en esta especie.



Gustavo