Esta ruta discurre por el valle de
Urkabustaiz, un pequeño municipio del noroeste alavés compuesto por once
núcleos de población cuya cabecera es Izarra. Son pueblos pequeños, humildes,
dedicados fundamentalmente a la ganadería. No cuentan con un gran monasterio
medieval, una torre fortificada o una iglesia con una imponente portada gótica,
en su lugar poseen un rico y espectacular patrimonio natural que les ha hecho
merecedores de formar parte de la Red Natura 2000, la red de espacios naturales protegidos de la Unión Europea. Y lo hace por partida triple ya que dentro sus límites
coinciden tres zonas de especial conservación: ZEC Gorbea, ZEC
Arkamo-Gibijo-Arrastaria y ZEC Robledales Isla de Urkabustaiz, y eso sin contar
el alto valor natural que posee la campiña, un paisaje que domina en este
valle.
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Valle de Urkabustaiz |
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Valle de Urkabustaiz |
Comenzamos esta ruta en el
aparcamiento que conduce al Salto del Nervión desde el pueblo de Unzá para
dirigirnos a la cascada de Gujuli. La hora que dista entre un lugar y otro
discurre íntegramente por un paisaje de campiña caracterizado por amplios
prados donde pasta el ganado en régimen extensivo. A pesar de encontrarnos a
finales de julio aún podemos ver la avifauna que caracteriza estos espacios
abiertos como tarabillas, trigueros, pardillos o alcaudones dorsirrojos, muchos
de ellos son pollos volantones, incluso se escucha el canto de una codorniz.
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Tarabilla común |
Llegamos al pueblo de Goiuri/Gujuli
donde se ha habilitado un balcón para poder contemplar esta espectacular
cascada de más de 100 metros de altura, ahora sin agua. Este balcón también nos permite
contemplar gran parte de la vertiente alavesa del Parque Natural de Gorbea y,
en su proximidad, el hayedo de Altube. Nos detenemos un buen rato observando
los aviones comunes y roqueros que recorren incansablemente el roquedo, ni
rastro del halcón peregrino.
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Agujeros en el árbol practicados por el picamaderos negro. Cascada de Gujuli. |
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Molino Gujuli |
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Cascada de Goiuri/Gujuli |
Volvemos un trecho sobre nuestros
pasos y nos encaminamos por la carretera hasta Oiardo, es la manera de
atravesar uno de los robledales pertenecientes a la ZEC Robledales Isla de
Urkabustaiz. En ellos se refugia una amplia diversidad de fauna, desde pequeños
artrópodos hasta murciélagos forestales; nosotros sólo somos capaces de
detectar a nuestro paso arrendajos, mirlos y alguna paloma torcaz.
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Robledal camino de Oiardo |
Al llegar a Oiardo nos acercamos un
momento a la ermita de Goikoama donde nos sorprende el vuelo de un alimoche. En
el entorno hay varias charcas y su visita es obligada para detectar anfibios
como la rana común o el sapo partero, libélulas o mariposas tan especiales como
Heteropterus morpheus.
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Rana verde. |
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Larvas de sapo partero |
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Heteropterus morpheus |
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Lycaena phlaeas |
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Gorriones en Oiardo |
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Alimoche sobre la ermita de Goikoama |
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Cerveza artesanal Baias. Oiardo. |
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La importancia de la hidratación en un día de calor |
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Ermita de Goikoama |
Nuevamente tomamos la carretera para
continuar primeramente hasta el pueblo de Uzkiano y después alcanzar la charca
de Bigandi, pasando por la venta de Malabrigo. Este entorno es especialmente
rico en especies pues el paisaje de campiña se alterna con robledales, un pinar
de pino pinaster y varios puntos de agua como las charcas de Zanpazu o Bigandi.
Un rato de observación nos lleva a localizar verdecillos, verderones,
jilgueros, pinzones, currucas zarceras, zorzales charlos, mirlos, petirrojos,
papamoscas cerrojillos, tarabillas, cornejas, alcaudones dorsirrojos,
carboneros comunes, mosquiteros ibéricos, pardillos, estorninos negros,
vencejos…
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Golondrinas en una casa de Gujuli |
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Prado con plantas de estramonio a la salida de Gujuli |
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Charca de Bigandi. Importante lugar para la reproducción de la rana ágil, seca en esta fecha. |
Desde aquí regresamos poco a poco al
punto de partida: hace días que se segó y los fardos de hierba permanecen en
los prados de modo que muchas aves los utilizan como atalayas: busardos,
colirrojos comunes o alcaudones dorsirrojos. Un lebrato despistado recorre
varios metros por la pista hasta que se escurre en el matorral.
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Unzá |
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Lagarto verdinegro en las proximidades de Bigandi |
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Alcaudón dorsirrojo |
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Cardo azul |
Ya estamos de vuelta en el punto de
partida, pero continuamos hacia el sur para ascender el pico Bagate (724 m),
adentrarnos en la ZEC Arkamo-Gibijo-Arrastaria y si hay suerte fotografiar las
currucas tomilleras que localizó Juanma Pérez de Ana esta primavera. En un
cuarto de hora nos encontramos ya en la cumbre y en otro cuarto de hora
alcanzamos el lugar donde ha sido observada esta curruca. Ni rastro. No importa,
las lluvias de este mes de junio han dejado los prados verdes, las cunetas y
campos aún con cantidad de flores y es un placer observar tal número de aves y
de tantas especies: mosquiteros musicales, escribanos montesinos, bisbitas
alpinos, chovas piquirrojas, etc. Parece un verano de los de antaño y no en lo
que se está convirtiendo con el cambio climático.
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Ascensión al pico Bagate |
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Cañón de Delika desde el pico Bagate |
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Escribano montesino bebiendo cerca del pico Bagate |
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Culebra lisa cerca del pico Bagate |
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Curruca tomillera observada en otra ocasión cerca del pico Bagate
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Gustavo