miércoles, 22 de enero de 2020

La almeja gigante de Nuestra Señora de la Antigua de Orduña


El Santuario de Nuestra Señora de la Antigua de Orduña posee una benditera o aguabenditera muy especial, se trata de la valva de un taclobo o almeja gigante (Tridacna gigas). Desde luego no es la única iglesia que ha hecho uso de este molusco como aguabenditera, aunque sí que es algo poco frecuente precisamente por lo excepcional del animal y su remoto origen. Sin ir muy lejos podemos hallar también valvas de este mismo molusco en la ermita de Santa Catalina de Mundaka o en iglesia de Santa María de la Asunción y del Manzano en Hondarribia; y alejándonos un poco más: en las iglesias de San Ginés en Madrid, San Sulpicio en París o San Nicola en Roma.

La almeja gigante del Santuario de Nuestra Señora de la Antigua. Orduña
La almeja gigante es una especie de molusco que vive en lagunas poco profundas y plataformas de arrecifes de los océanos Pacífico e índico cuyas conchas pueden medir más de un metro de longitud y pesar más de 300 kilos, es el molusco bivalvo más grande del mundo.

Tridacna en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena en Madrid
Las primeras valvas de esta especie llegaron a Europa en los siglos XVI y XVII procedentes de las colonias europeas de las Indias Orientales como objetos de gran valor adquiridos por personas adineradas y coleccionistas privados. No cabe duda de que el tamaño de estas conchas tuvo que causar admiración en aquella época y que alimentó la imaginación de escritores como Julio Verne que imagino el centro de la sala del Nautilius ocupado por una gran valva de tridacna a modo de pila que recogía el agua de un surtidor: Esta concha, perteneciente al mayor de los moluscos acéfalos, con unos bordes delicadamente festoneados, medía una circunferencia de unos seis metros (Veinte mil leguas de viaje submarino).

Salón del Nautilius
El uso de este molusco como aguabenditera o pila bautismal en iglesias y ermitas llega más tarde, en el siglo XVIII y sobre todo en el XIX. Se trata de donaciones de algunas personas que habían emigrado a las colonias europeas del sudeste asiático donde habían hecho cierta fortuna y deseaban ahora contribuir con el ornato, las reparaciones u obras de sus parroquias de origen.

Feligresas santiguándose con el agua contenida en la almeja gigante
Este es el caso de Nuestra Señora de la Antigua de Orduña: un vecino de esta ciudad que emigró a Filipinas donó a finales del siglo XIX la valva que se encuentra nada más entrar en el templo, una valva que supera el metro de longitud. El gran tamaño de esta concha, su belleza, rareza exótica y elevado precio tuvo que atraer en su día  a muchos vecinos de la comarca que deseaban contemplarla.

Santuario de Nuestra Señora de la Antigua. Orduña
Este gran tamaño ha sido también la causa de que las poblaciones de esta tridacna y su área de distribución hayan sufrido una merma importante a lo largo de estos últimos siglos: por un lado, el coleccionismo de un molusco de tamaño tan extraordinario y, por otro lado, la apreciación de su carne como alimento; a lo que habría que sumar otras amenazas como la pérdida de hábitat o la degradación de los arrecifes. Por este motivo la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza la ha catalogado como Vulnerable. Además, se encuentra dentro del Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), lo que quiere decir que se necesita un permiso para poder exportarlas.



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