Llama la atención que hoy día
continúe vigente ese rechazo y esa aversión secular hacia los córvidos cuando
la población humana actual es fundamentalmente urbana y el conocimiento que se
tiene sobre la fauna no deja lugar a los antiguos prejuicios y falsas creencias.
El carácter carroñero y oportunista de estas aves dispuestas a aprovechar
cualquier recurso incluidos los generados por el hombre a través de la
agricultura o la ganadería provocando daños, pérdidas o mermas de las cosechas,
ha generado a lo largo de la historia una persecución justificada que en este
caso puede ser entendible.
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Cuervo grande. |
Es probable que parte de esta
aversión hacia los córvidos fuese debida a una especie concreta desaparecida
actualmente de nuestro territorio, pero que fue abundante durante los inviernos
de siglos pasados: la graja (Corvus
frugilegus). En la Historia general
de Vizcaya, escrita por Juan Ramón Iturriza y Zabala en 1785 tenemos un testimonio de la presencia de estas aves y de los daños
que provocaban: los cuervos que suelen
venir en infinitas bandadas a principios de Noviembre (y se aumentan así que
pasa el invierno) causan notable daño en los sembrados de trigo, maizales y
castañales.
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Graja en un prado de Escocia. Foto Jesús Sainz. |
Prueba de los daños que ocasionaban los córvidos en general y su enconada
persecución son las recompensas que ofrecían los pueblos por su caza, tal como
se hacía con lobos, zorros o garduñas. Ejemplo de ello es el pago de seis
reales de vellón en Aramaiona a un vecino que presenta 12 cuervos el 31 de diciembre
de 1820.
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Pago por la captura de un garduño y 12 cuervos. Aramaiona, 1820. Archivo Provincial de Álava. |
En 1953 se da un paso más en la lucha contra todo tipo de alimañas incluidos
los córvidos, al obligar el Estado a la creación de las Juntas Provinciales de
Extinción de Animales Dañinos. Miles de cuervos, chovas o urracas fueron
cazadas hasta la derogación de dicha junta en 1961, sin contar otros miles de
ejemplares que pudieron morir por envenenamiento y otras artes sin poder ser
recuperados.
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Urraca |
Afortunadamente la protección de la fauna es
hoy día una prioridad y los estudios de técnicos y científicos sientan las bases
para la gestión de la misma. Sin embargo, la inclusión de la corneja (Corvus corone) y de la urraca (Pica pica) en las ordenes de veda
actuales del País Vasco no parece obedecer a estos criterios de racionalidad
¿tenemos una estima de los daños económicos que provocan estas aves en los
cultivos agrícolas o simplemente hemos heredado un sentimiento de rechazo del
que tampoco sabíamos de manera objetiva y cuantitativa hasta donde estaba
justificado?¿tenemos otros estudios de los beneficios que pueden aportar como
por ejemplo el control de plagas, o su papel en los ecosistemas? ¿de verdad que
reporta beneficios la caza de estos dos córvidos en nuestra comarca?
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Cornejas negras acosando a un milano real |
No están claras las causas de la regresión
de la grajilla (Corvus monedula) en
el País Vasco hasta el extremo de que actualmente sólo existe la población del
centro de Vitoria-Gasteiz, pero su consideración como especie cinegética en
Álava hasta 2015 indudablemente ha tenido que contribuir a hacerla desparecer
de los campos y montañas donde nos consta que criaba en los años 80 del siglo
pasado: Sierras de Badaia, Iturrieta, Salvada, Montes de Vitoria o Trucíos en
Bizkaia.
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Grajillas en la plaza de la Virgen Blanca. Vitoria-Gasteiz |
Otros córvidos como el cuervo (Corvus corax), la chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax) y la chova
piquigualda (Pyrrhocorax graculus) han
corrido mejor suerte: los tres se hallan incluidos en el Catálogo Vasco de
Especies Amenazadas lo que quiere decir que no podemos darles muerte,
capturarles o molestarles. La razón de ello se debe a que son aves ligadas a
montañas y roquedos donde cumplen un destacado papel ecológico.
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Chova piquigualda en la Sierra Salvada |
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Chova piquirroja en la Sierra Salvada |
Y nos queda por hablar de un
último córvido: el arrendajo (Garrulus
glandarius) o basama, como le llamamos
aquí, término que procede del euskera y que podríamos traducir como el ama del
bosque. Efectivamente es un ave que vive siempre protegida por el bosque, entre
los árboles, aprovechando en gran medida los frutos de los mismos como
castañas, bellotas o manzanas y nueces, motivo por el que antaño entró en
conflicto con el ser humano y fue también perseguido. En el caso del arrendajo
es bien conocido su papel como dispersor de semillas y regenerador del bosque
ya que posee la costumbre de enterrar bellotas y otros frutos como despensa
para cuando los necesite.
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Arrendajo tras un pequeño baño. |
En Menoyo (y supongo que pueblos de alrededor) al arrendajo le llaman pigaza
ResponderEliminarMuy interesante, buen post
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