Una imagen: contenedores de basura del área recreativa habilitada por la Diputación.
Lugar: en la cola del embalse de Maroño (Ayala),
Fecha: días 3 y 4 de abril de 2021, Semana Santa
Contenedores del área recreativa del embalse de Maroño 03/04/2021 |
Contenedores del área recreativa del embalse de Maroño 04/04/2021 |
Cada uno tendrá su reflexión viendo las imágenes. Es evidente que las personas que echan la bolsa de basura en unos contenedores desbordados piensan que alguien vendrá a recoger la mierda que se ha acumulado en este sitio. Consideran que llevarse la mierda a su casa o a otro lugar donde los contenedores no estén llenos no es un esfuerzo asumible. Forma parte del ritual del botellón y del dominguerismo más chusco. Y es lo que pasa cuando ese ritual se lleva a cabo en plena naturaleza, un lugar emblemático de la comarca, fotogénico, como el embalse de Maroño. Atractivo natural, destino turístico, lugar de esparcimiento… convertido en un mierdal infame.
La solución pasa por la educación pensarán algunos. Lo de respetar el medio ambiente, el reciclaje, el contacto respetuoso con la naturaleza es como un mantra que se repite a la población desde la tierna infancia. Por tanto algo falla, parece claro que la educación no sirve para cambiar los comportamientos incívicos de mucha gente cuando sale de casa desbocada.
Lo mejor sería quitar esos contenedores de ese sitio que, como se ve, actúan de atrayente para la basura. Aunque puede que sea peor, ya que acostumbrados a que haya contenedor, quizá los usuarios del área recreativa empezarían a dejar la basura tirada en cualquier sitio. O protestarían porque no hay donde dejar los desperdicios, vaya incordio.
Seguramente imágenes como esta o parecidas se han repetido en otros sitios “naturales” durante esta Semana Santa de confinamiento en la CAPV, donde los lugares emblemáticos y publicitados son precisamente los menos indicados para disfrutar de la tranquilidad, dada su masificación.
Dado que no hay solución para nuestro incivismo las iniciativas turísticas y de esparcimiento debieran ser profundamente revisadas si no queremos degradar los lugares atractivos y crear un nuevo conflicto entre lo urbano y lo rural.
Y, de verdad, se echa de menos un poquito más de vigilancia y de control por parte de las autoridades además de evidenciarse una evidente falta de previsión de los efectos del esparcimiento colectivo en la naturaleza en tiempos de confinamientos y toques de queda.
Desgraciadamente, es evidente que el confinamiento le ha sentado muy mal a la gente y ha sacado lo peor de cada uno, salen desatados. Los pueblos cercanos hemos sufrido esta invasión que no respeta nada: durante el confinamiento, durante la nevada, en Semana Santa llegan a los pueblos y no hay límites: ni propiedad privada, ni el ganado, ni los cultivos...¡qué te voy a contar de lo "público"!
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