En realidad, el topo nunca ha
figurado entre los primeros puestos de las alimañas más perseguidas, pero
siempre ha sido un vecino indeseable allí donde se cultivase la tierra puesto
que las galerías que excava en busca de lombrices y las toperas que genera
acaban afectando a sembrados y cultivos. Antiguamente se creía que el topo se
alimentaba de materia vegetal y que roía las raíces de las plantas, hoy se sabe
que su dieta se basa fundamentalmente en lombrices de tierra, larvas de
coleópteros y dípteros, pupas de lepidópteros y un sinfín de pequeños invertebrados
que sorprende en los túneles que habita.Topo. Murga.
Toperas en Lezama. |
Al desaparecer el sistema agrícola
tradicional que había ocupado los valles con campos de trigo, maíz, patatas y
pequeños huertos, finalizó también su atávica persecución. Sin embargo, pronto
surgiría una nueva amenaza para los topos, esta vez procedente del uso
exclusivamente residencial de las casas de campo y por motivos estéticos en vez
de económicos: las toperas afeaban el cuidado césped que rodeaba las viviendas.
Detalle de extremidad delantera. |
Mientras que garduñas, ginetas,
comadrejas, milanos o azores dejaron de ser perseguidos, los topos volvieron a
convertirse en fugitivos. Ahora pasan a pertenecer al grupo de aquella fauna
que molesta a los propietarios de las casas porque generan suciedad con sus
excrementos, ruido o simplemente afean el lugar en el que residen: vencejos,
golondrinas, aviones, lechuzas, topillos, murciélagos, lirones, musarañas, culebras,
sapos y todo tipo de bicho que se le ocurra acercarse.
Cepo para atrapar topos y ahuyentador mediante vibración. |
Ciertamente, a pesar de creer haber
superado aquella manera de pensar en la que cualquier especie de animal que no
fuese útil para el hombre podía ser exterminada, sigue operando actualmente una
mentalidad similar de eliminar todo tipo de fauna que interfiera en nuestros
intereses y, por supuesto, operan también las mismas prácticas al emplear
métodos crueles para matarlos como son las famosas trampas para atrapar topos o
el uso de veneno, ilegal por supuesto. Parece que una conciencia real de
conservación de nuestro patrimonio natural y nuestra fauna aún están lejos.
Página de la revista El Carabo en la que se explica la manera de excavar y extraer la tierra hacia el exterior. |
Aunque quizá, para poder respetar y
amar a toda esta fauna que convive con nosotros lo mejor sea conocerla un poco
mejor: cómo viven, qué comen o qué grado de conservación poseen. En el caso del
topo realmente es fascinante su adaptación a la vida subterránea: el gran
tamaño de sus pulmones y el doble de cantidad de sangre y hemoglobina que
circula por sus venas para aprovechar el escaso oxígeno que existe dentro de
las galerías subterráneas, las fuertes palas en las que se han convertido sus
extremidades anteriores para poder excavar la tierra o un pelaje que se levanta
verticalmente de la piel y que facilita la circulación hacia delante o hacia
atrás por los túneles que transita.
Topo en un nido de lechuza. Murga. |
Pero, por supuesto, hay mucho más,
como la velocidad a la que se desplaza (un metro por segundo), la profundidad
en la que están construidos sus túneles aunque eso depende también de la
profundidad en la que en esos momentos se encuentren sus presas principales o
la manera de pasar el invierno que no es otra que almacenar una gran cantidad
de lombrices a las que previamente les ha asestado un mordisco en la cabeza que
las mantendrá vivas durante todo el periodo invernal. Una buena manera para
acercarse a la vida del topo es la lectura de número 55-56 de la revista El
Carabo dedicado al topo.
Cráneo de topo. |
Para terminar, sólo decir, que en nuestra comarca tenemos la fortuna de contar con las dos especies de topo presentes en la península Ibérica: el topo europeo (Talpa europaea) y el topo ibérico (Talpa occidentalis). Este último de menor tamaño, con el hocico más corto y las extremidades anteriores más anchas, aunque el análisis genético sigue siendo el método más fiable para determinar la especie.
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